miércoles, 26 de diciembre de 2007

Jugador de la partida de la vida.

Ayer mismo, por unas cosas u otras, empecé a escribir reflexiones vanas sobre la nada, como suelo hacer cuando me aburro en demasía. El hecho de hacerlo no hace sino incrementar mis deseos de llegar a la plena convicción de una forma de pensar, que sea tan teórica como practica, mágica, realista, encantadora y a la vez filosófica.

El primer problema con el que se enfrenta la filosofía hoy en día es la no perpetuidad de su importancia en el pensamiento diario. Muchas personas, sino la gran mayoría quedan perplejos ante las nuevas formas de imaginar, la realidad física, pero apenas poco tiempo después se olvidan completamente, no lo guardan como un tesoro.
¿Habría que guardarlo? La filosofía personal tiene que ser compleja, pero no hay mas filosófica compleja que el siempre afirmativo “vive, y nada mas”. Quizás es la misma filosofía la que se excluye a si misma.
Pero yo siempre me mantengo neutral, o al menos eso he querido ser.

Se le da mucho valor a la vida, pero muy poco a la existencia, y aunque parecidos, no son iguales. Existimos. Y eso ya es un hecho que maravilla. Pensar en la sucesión de hechos casuales, tanto los probables como los poco probables, para llegar a un punto en el que tu simplemente existes, es pensar en la existencia.
A partir de aquí se entiende el hecho de que vivimos en nuestra existencia, en una vida tan momentánea y corta como nos puede conceder la probabilística. Las partículas que crean los átomos pueden aparecer y desaparecer, en una existencia tan pequeña que nos es muy difícil detectarlos. Comparado con nuestra percepción del tiempo, podríamos resumirlo en que no existen. De igual manera, nuestro tiempo de vida, comparado con la vida de las estrellas, o del propio universo es tan insignificante que se podría resumir en que no existimos.
El tiempo es, pues, algo relativo y comparativo.
Sin embargo, no podemos compararnos con la materia fría e inerte, ¿o si?
Nosotros pensamos, sentimos, amamos, queremos, sufrimos, aspiramos, creemos, crecemos, vivimos. O al menos eso pensamos, desde nuestro punto de vista así es, y no es algo que se pueda cambiar.
Desde luego, doy gracias a la muerte por varias razones. La muerte es la desaparición de nuestra existencia, o quizás sea algo mas. Quizás sea algo superior que no podemos entender, de cualquier forma, y visto desde nuestro lado, es la no existencia en nuestra existencia. Como he dicho antes, gracias a todos los condicionantes que nos rodean, buenos y malos, yo he podido existir. Así que gracias a la muerte, y la continua repoblación de nuestra especie, yo he podido existir. Además, si no existiera la muerte, (y yo hubiera nacido de todas formas), no amaría la vida tanto como la amo.
Pero tenemos que toparnos con la pregunta que todo mundo debe hacerse, la pregunta clave de nuestro paradigma, la verdadera y ultima pregunta.
¿Qué es existir?
Se puede formular de muchas formas, se puede hablar del sentido de la vida, o podemos mentar nuestro pensamiento, pero la pregunta sigue siendo invariablemente la misma.

No podemos hacernos frente de la verdadera existencia en un plano superior. Es posible que un Dios nos haya creado por diversión, por bondad, por maldad, por aburrimiento, por inercia, por creatividad… No podemos demostrar que no haya un ser superior, igual que no podemos demostrar que lo haya. así que todos estos términos indemostrables los dejaremos a partes, y nos centraremos en la existencia para nosotros como tal.
Si no puedes definir a algo con su creación, quizás si se pueda hacer con su propósito. Como antes, no podemos saber cual es el propósito real de nuestra existencia, pero podemos saber cual es el propósito visual de nuestra existencia, el que nosotros pensamos, sabemos, sentimos, creemos. Quizás el visual sea el mismo que el real, quizás no haya nada superior, pero quizás si, así que como antes lo dejaremos a parte.

¿Cuál es el sentido que le damos a la existencia?
Si. He cambiado la pregunta. Sinceramente, lo siento mucho por todos aquellos que piensan en que todo puede ser conocido a través de la razón, pero son nuestras percepciones las que condicionan la razón, y son nuestras percepciones las que nos dan la base. Si no percibimos algo no podemos introducirlo en la ecuación de la vida, ya que no sabemos cuan larga pueda ser esa “aportación” en realidad.
así que no podemos saber “Que es la existencia”. Solo podemos pensar que sentido le damos cada uno de nosotros, y entonces, solo entonces, y ya que somos nosotros mismos los que existimos, tendrá un sentido nuestra existencia.

Aquí, como al principio hay muchos tipos de creencias. Pero toda fe, creada a partir del conocimiento etéreo, no demostrable y por tanto no real (en nuestro plano de existencia), nos alejan de encontrar el verdadero sentido personal de la vida. No son malas, son simplemente poco eficientes.
Y la fe no va solo en una dirección, ni se queda anclada en las creencia de existencia de planos superiores, si no que también reside en la negación de los mismos. Tanta fe usa el que afirma a Dios como el que lo niega tajantemente, y aquí me voy a explayar, no me pueden usar el argumento de “demostrabilidad de la existencia”.
En numeras ocasiones los ateos recriminan a los creyentes que son ellos los que deben demostrar a Dios, y no ser ellos (los ateos) los que demuestren su no existencia, ya que eso no es ciencia. Verdaderamente nadie haría una demostración de algo que no existe por que se tendrían que hacer infinitos teoremas (demostración de la no existencia de bolas rosas flotantes por ejemplo). Sin embargo, las dos son ideas. Y como ideas, las dos se mantienen en la creencia a partir de un supuesto (la fe, o la ciencia inmutable del “si no lo veo no existe”).
Como humanos, nos sabe mal, nos fastidia, y muchos no quieren aceptar que hay cosas que jamás podremos comprender, al igual que un caracol no puede entender nuestro entendimiento, pero debemos ser conscientes de ello.

Aun así, la fe no es mala. Y cuando digo que no es mala, me refiero a que puede ser beneficiosa, siempre y cuando se mantenga en el ámbito de las creencias personales, no en el ámbito de las convicciones. Al igual que la filosofía, una persona debe elegir, una vez madura y después de conocer las principales vía de conocimientos “base”, una forma de pensar, y cambiarla si así creé conveniente, y hacerla crecer a la vez que crece la persona en si. Se genera el debate, se genera un entretenimiento tanto ameno como enriquecedor, se mantiene la variedad de pensamiento y la forma de hacerle frente a la vida.
Las religiones por tanto, todas, deben quedarse en un marco de acompañamiento de la persona, de ayuda, de guía espiritual, de formación, pero nunca de adoctrinación.

Y por tanto, como he dicho al principio (la filosofía se excluye a si misma), yo me excluyo de seguir escribiendo. Que cada uno busque una forma de pensar. Que cada uno la adapte a si mismo, no como una verdad, no como una creencia ciega, si no como una forma de vida.

Saludos.

2 comentarios:

Ajovin dijo...

Me ha gustado tu artículo, duro, denso, extenso.
Tu hablas de filosofía, pero muchas de las dudas que planteas son las mismas que tienen los artistas a la hora de crear. Los artistas de todo tipo, tienen una meta, crear algo de la nada, y mostrarlo a los demás.
Esos demás pueden ser de muchas formas y entender o no lo que se crea, pero al artista le da igual, porque lo importante es que de la nada ha creado algo, o desde algo ha creado otra cosa diferente.
Investiga el arte, la literatura, la pintura, la música, los montajes, el vídeo, y gozaras creando.

Anónimo dijo...

Tengo este libro por ahí:

http://www.nanzan-u.ac.jp/SHUBUNKEN/publications/nlarc/Filosofos_de_la_nada.htm